AGENCIAS. El retorno del hombre a la Luna, probablemente en las próximas décadas, ha comenzado a dar sus primeros pasos en la NASA, que el próximo martes realizará la primera prueba del cohete que pondrá en el espacio a las naves Orion del programa Constellation.
Según los planes de la NASA, las naves de Constellation sustituirán a la actual flotilla de transbordadores cuyo retiro está previsto para el próximo año. El cohete Ares I-X, de una altura de alrededor de 100 metros, quedó instalado esta semana en una plataforma de lanzamiento del Centro Espacial Kennedy y el martes próximo realizará su primer vuelo de pruebas.
En lo que se ha anticipado como una carrera contra el tiempo, los técnicos e ingenieros de la agencia espacial esperan terminar esta misma semana la revisión de los equipos eléctricos y mecánicos, incluyendo las unidades hidráulicas y las verificaciones de suministro energético interno del cohete.
El ensayo, dará a los ingenieros de la agencia espacial estadounidense la primera oportunidad de probar equipos, modelos, materiales y operaciones en tierra, informó la NASA en un comunicado.
La prueba que consiste en un vuelo suborbital del cohete sobre el océano Atlántico, también servirá para reunir información sobre la resistencia del vehículo integrado que llevará una etapa superior simulada, así como a Orion en su cúpula y a un sistema para abortar la operación. Una segunda prueba sin tripulantes ocurrirá un año después y sólo en 2015 se llevará a cabo un lanzamiento de prueba con astronautas.
En esta primera prueba, los datos proporcionados por más de 700 sensores instalados en el cohete permitirán confirmar la seguridad y estabilidad del cohete antes de que su utilización para llevar a los astronautas a una órbita terrestre, explicó la NASA. "En solo cuatro años, la NASA ha demostrado su capacidad de diseñar, construir y procesar un nuevo vehículo", dijo Bob Ess director de las operaciones de Ares I-X en el Centro Espacial Kennedy.
En enero de 2004 el entonces presidente George W. Bush anunció un ambicioso plan para el regreso del Hombre a la Luna para el 2020 en una misión que deberá convertirse en la plataforma de viajes tripulados a Marte y a otros planetas en las décadas siguientes.
A partir de entonces los ingenieros y científicos de la NASA comenzaron a diseñar el programa Constellation que llevará vehículos de exploración en su cúspide de manera similar a los del programa Apolo en el decenio de 1970.
Para United Space Alliance, la empresa contratada por la NASA, para el procesamiento en tierra del cohete, la tarea ha sido especialmente difícil debido a que ha coincidido con las últimas misiones de los transbordadores a la Estación Espacial Internacional (EEI) antes de su retiro.
Aunque el diseño del nuevo cohete y gran parte de la nave son nuevos, la mayoría de las instalaciones que utilizará el programa Constellation serán las que ya están en uso en el Centro Espacial Kennedy. "La infraestructura que tenemos para los transbordadores es lo que vamos a usar", dijo Pepper Phillips, director de operaciones para el proyecto en el centro espacial.
Pero no sólo será la infraestructura, sino que -además de los avances de la nueva generación tecnológica-, el programa también aprovechará los éxitos del pasado.
Los especialistas de la NASA señalan que los viejos sistemas que dieron buenos resultados ya han sido integrados en el diseño de Orion. Entre ellos se incluyen, sobre todo, los del Programa Apolo, que en 1969 convirtió al astronauta Neil Armstrong en el primer ser humano en la Luna.
"El diseño de Orion tomará la forma de las cápsulas del pasado y aprovechará las ventajas de la tecnología del siglo XXI en informática, electrónica, propulsión y sistemas de protección térmica", manifestó la NASA.
Además, a diferencia de los transbordadores que llegan al espacio adosados lateralmente al cohete impulsor, la nave Orion viajará como las cápsulas Apolo, montada en la cima del cohete. Y será mucho más grande que las cápsulas Apolo en las que, apretujados, sólo cabían tres astronautas.
Por otra parte, Orion será un vehículo "multiusos" que trasladará nuevos ocupantes y suministros a la EEI, podrá acoplarse a un módulo de descenso en la Luna y, en las próximas décadas, a vehículos espaciales montados en órbita.