ANGE RIBERA/ la Verdad
Que ganaría José Sócrates lo sabían hasta en la última aldea perdida del Alentejo. Sí, en aquella a la que todavía no llega la señal televisiva. No podía ser de otra forma después de la pésima campaña protagonizada por la derecha. La candidata de PSD, Manuela Ferreira Leite, adormeció a su ya tradicional somnoliento electorado. Pero tampoco el reelegido primer ministro logró incentivar a un pueblo de por sí cargado de desidia a la hora de enfrentarse a las urnas y ya europeo en cuanto a la desconfianza sobre sus políticos.
Y lo pagó con la pérdida de la mayoría absoluta. Los ingredientes con que se sazonó la campaña sólo podían producir abstención. La participación fue mayor que las europeas de junio, pero eso no era difícil. Aquel ínfimo 36,78% dejaba claro que los lusitanos están únicamente interesados en lo que ocurre en las tierras que riegan Tajo y Duero. Pero el 58,2% de ayer, alejado del 65,2% alcanzado en las legislativas precedentes midió el fracaso de todos los partidos en su intento de involucrar al país.
«Que Sócrates repita mayoría absoluta dependerá de los indecisos», diagnosticaban sesudos analistas, como si no ocurriera lo mismo en cualquier comicio. Pero los indecisos dudaron tanto que los colegios electorales se cerraron antes de que se inclinaran por una papeleta u otra. Y sin ellos, los socialistas perdieron el dominio del Parlamento de 230 diputados conseguido hace cuatro años.
El PS logró una victoria incuestionable, con el apoyo del 36,3% de los lusos, según datos aportados por la Comisión Nacional de Elecciones. Lejos quedó el principal partido de la oposición, el Social Demócrata (PSD) de Ferreira Leite, que se tuvo que conformar con un frustrante 31% de sufragios, seis décimas por debajo de la cosecha de las europeas de junio.
El conservador Centro Democrático Social-Partido Popular (CDS-PP) se sitúa como tercera fuerza política con un 10,5% de las papeletas, mientras el marxista Bloque de Izquierda (BI) logra el 8,5% y la coalición de comunistas y verdes (CDU) 7,3%.
La mayoría absoluta de Sócrates se ha esfumado. ¿Y eso qué significa? Pues que Sócrates tendrá que pactar. ¿Con quién? Lo veremos. Lo normal es que intente pescar respaldos en su ala política, la izquierda, aunque durante la campaña siempre ha intentado alejarse del mensaje comunista.
La 'nueva izquierda' no ha acumulado el fruto que tenía planificado. Las encuestas apuntaban que entre BI y CDU podrían hacerse con el 30% de los votos. Pero se han quedado a una distancia abismal. Ello quizás les obligue a ser más modestos a la hora de negociar con Sócrates. La política llevada a cabo por el primer ministro socialista durante los últimos cuatro años no les agrada, pero tal vez se muestren comprensivos con tal de llegar a tocar poder.
Y lo pagó con la pérdida de la mayoría absoluta. Los ingredientes con que se sazonó la campaña sólo podían producir abstención. La participación fue mayor que las europeas de junio, pero eso no era difícil. Aquel ínfimo 36,78% dejaba claro que los lusitanos están únicamente interesados en lo que ocurre en las tierras que riegan Tajo y Duero. Pero el 58,2% de ayer, alejado del 65,2% alcanzado en las legislativas precedentes midió el fracaso de todos los partidos en su intento de involucrar al país.
«Que Sócrates repita mayoría absoluta dependerá de los indecisos», diagnosticaban sesudos analistas, como si no ocurriera lo mismo en cualquier comicio. Pero los indecisos dudaron tanto que los colegios electorales se cerraron antes de que se inclinaran por una papeleta u otra. Y sin ellos, los socialistas perdieron el dominio del Parlamento de 230 diputados conseguido hace cuatro años.
El PS logró una victoria incuestionable, con el apoyo del 36,3% de los lusos, según datos aportados por la Comisión Nacional de Elecciones. Lejos quedó el principal partido de la oposición, el Social Demócrata (PSD) de Ferreira Leite, que se tuvo que conformar con un frustrante 31% de sufragios, seis décimas por debajo de la cosecha de las europeas de junio.
El conservador Centro Democrático Social-Partido Popular (CDS-PP) se sitúa como tercera fuerza política con un 10,5% de las papeletas, mientras el marxista Bloque de Izquierda (BI) logra el 8,5% y la coalición de comunistas y verdes (CDU) 7,3%.
La mayoría absoluta de Sócrates se ha esfumado. ¿Y eso qué significa? Pues que Sócrates tendrá que pactar. ¿Con quién? Lo veremos. Lo normal es que intente pescar respaldos en su ala política, la izquierda, aunque durante la campaña siempre ha intentado alejarse del mensaje comunista.
La 'nueva izquierda' no ha acumulado el fruto que tenía planificado. Las encuestas apuntaban que entre BI y CDU podrían hacerse con el 30% de los votos. Pero se han quedado a una distancia abismal. Ello quizás les obligue a ser más modestos a la hora de negociar con Sócrates. La política llevada a cabo por el primer ministro socialista durante los últimos cuatro años no les agrada, pero tal vez se muestren comprensivos con tal de llegar a tocar poder.
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