François Hollande será el segundo presidente socialista de la V República francesa tras vencer al actual inquilino del Elíseo, Nicolas Sarkozy, en unas elecciones que devuelven a la izquierda al poder tras 17 años alejada. "Los franceses han elegido cambio", ha sentenciado el líder socialista en un discurso desde su feudo de Tulle, en el centro del país, donde se ha comprometido a ser "el presidente de todos" y ha lanzado "un saludo republicano" a su rival.
El socialista, que durante toda su campaña reiteró su intención de reformar el tratado europeo negociado a finales del pasado año y firmado a comienzos de marzo para añadir medidas en favor de la reactivación económica, se ha mostrado convencido de que la jornada de hoy "debe ser un nuevo punto de partida para Europa". "No somos un país cualquiera del planeta, somos Francia. Y como presidente de la República me corresponderá llevar las aspiraciones que siempre han sido del pueblo de Francia: la paz, la libertad, la responsabilidad", o el derecho de cada pueblo de emanciparse de las dictaduras.
Posteriormente se ha dirigido a la Plaza de la Bastilla, donde una multitud partidarios le ha recibido enfervorizada. Acompañado de su pareja, Valérie Trierweiler, ha dado las gracias a la legión de personas que llevaba horas celebrando la victoria. "Os he oído, vuestra voluntad de cambio, vuestra fuerza, vuestra esperanza", ha proclamado mientras los congregados coreaban su nombre y agitaban la bandera tricolor. Antes de despedirse, y a pesar de que el esfuerzo realizado a lo largo de los últimos días había hecho mella en su voz, aún ha tenido tiempo para lanzar un último mensaje. "Quiero pediros que no os desmovilicéis, hay mucho que hacer en los meses próximos", en clara referencia a las legislativas de junio.
Hollande, que hasta hace apenas un año era considerado un outsider en la carrera socialista por ser el rival de Sarkozy frente al entonces director del FMI Dominique Strauss-Kahn, ha culminado una carrera de fondo que ha hecho darle la vuelta a los resultados de hace cinco años, cuando se presentó su expareja, Segolene Royal. Entonces, aupado por un discurso rupturista con el mandato de Jacques Chirac, a cuyos gobiernos perteneció durante varios años, el presidente saliente se hizo con la victoria con un 53% frente al 47% de los socialistas. Ahora, Francia ha virado hacia la izquierda: Hollande habría vencido con un 51,7% de los votos frente a un Sarkozy que logra el 48,3%, con el 99% de las papeletas escrutadas. "Esta noche solo hay una Francia, una sola nación reunida en un mismo destino", ha sentenciado.
Una "derrota", no un "tsunami"
Una hora antes el presidente saliente se dirigía también a sus seguidores en París para certificar su fracaso en la misión de conseguir su reelección e insinuar el fin de su vida política. "He hecho todo lo posible para proteger a los franceses", ha afirmado tras reconocer su derrota. En su intervención, Sarkozy ha instado a pensar "exclusivamente en la grandeza de Francia y el bienestar de los franceses".
"Es una derrota, pero no es un tsunami", ha asegurado el ministro francés de Exteriores, Alain Juppé,en declaraciones a la cadena TF1 poco después de conocerse los primeros sondeos. El jefe de la diplomacia gala ha destacado que los conservadores se van a centrar en las legislativas del próximo junio con el objetivo de contrarrestar el poder alcanzado en las presidenciales por sus contrincantes socialista. "Sarkozy ha realizado una magnífica campaña. Los millones de franceses que han votado por él merecen consideración. Nosotros no abandonamos, volveremos a la batalla en las legislativas", ha añadido el ministro.
Alemania le tiende la mano
Las primeras reacciones a la victoria de Hollande no se han hecho esperar. Desde Alemania, el Gobierno de la canciller Angela Merkel se ha comprometido a mantener una "estrecha colaboración" con el futuro presidente francés para atajar la crisis de la zona euro, desde la doble perspectiva del pacto fiscal y también del crecimiento económico.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, ha afirmo que comparte con Hollande "la convicción de que hay que invertir en el crecimiento y en las grandes redes de infraestructura". Mariano Rajoy, presidente del Gobierno español, le ha felicitado y ha remarcado su convencimiento de que "desarrollarán una fructífera relación política bilateral y europea que redundará en beneficio de la amistad hispano-francesa".
El resultado de las presidenciales francesas implica la derrota en las urnas de otro Gobierno de la Unión Europea, una constante desde el inicio de la convulsión financiera. Sarkozy pasa a engrosar así la lista de víctimas políticas de la crisis europea, en la que figuran el socialista español José Luis Rodríguez Zapatero, el portugués José Socrates, el británico Gordon Brown, a los que los electores hicieron pagar en las urnas la política de austeridad. A ellos se suman el italiano Silvio Berlusconi y el griego Giorgos Papandreu, forzados a dimitir bajo presión de la Unión Europea. Todos esos giros fueron o bien hacia la derecha o bien hacia la formación de gobiernos tecnócratas.
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