viernes, 1 de marzo de 2013

La recuperación de EE.UU., en peligro por los recortes masivos del gasto público

La reducción automática del presupuesto federal es parte del precipicio fiscal
 Se recortarían 85.000 millones de dólares en 2013 y 1,2 billones hasta 2021
 La mitad afectaría a defensa y el resto, a programas sociales y educativos 
Si entran en vigor, la actividad económica dejaría de crecer un 0,6% este año


LOURDES FRANCIA 
01.03.2013 - 00:00h
Las diferencias aparentemente irreconciliablesentre las recetas republicanas y demócratas para controlar la enorme deuda pública estadounidense vuelven a poner en peligro la recuperación económica del país.
Después del acuerdo de último minuto que consiguiófrenar el 2 de enero la subida de impuestos automática contenida en el llamado precipicio fiscal, ahora el pacto bipartidista capaz de desactivar el recorte masivo del gasto público (sequester, en inglés) parece mucho más difícil, por lo que esa reducción automática del presupuesto federal puede entrar en vigor este mismo viernes.
Obama parece dispuesto a romper una de las promesas demócratas y reformar de forma limitada el Medicare, a cambio de una subida de impuestos a las grandes empresas. Sin embargo, una gran parte de los congresistas republicanos parecen dispuestos a dejar que entren en vigor los recortes automáticos, porque creen que suponen su única oportunidad de reducir los gastos federales en la cuantía que desean.
El Congreso parece apostar por un pacto bipartidista sobre ingresos y gastos para 2013 que permita aplazar de nuevo la entrada en vigor del sequester y conseguir tiempo para negociar un plan de ajuste fiscal a largo plazo.
A continuación, se resumen las claves de este nuevo punto crítico para la mayor economía mundial.

¿Por qué se produciría el recorte masivo y automático del gasto público?

Los recortes de gasto público –denominados sequester en el argot presupuestario de Washington- son la parte que queda por resolver del llamado precipicio fiscaldiseñado en la Ley de Control Presupuestario de agosto de 2011 (Budget Control Act).
Esa norma puso blanco sobre negro un acuerdo temporal entre Republicanos y Demócratas, por el que -a cambio de elevar hasta 16,4 billones de dólares el techo de deuda permitido al Gobierno Federal estadounidense- ambos partidos se comprometían a negociar un marco presupuestario que garantizase el control a largo plazo del déficit y la deuda pública del país.
Para forzarse a sí mismos a lograr ese acuerdo, diseñaron esa bomba de relojería llamada precipicio fiscal, la combinación de subidas de impuestos y recortes masivos del gasto público que entraría en vigor de forma automática el 1 de enero de 2013 si no había pacto bipartidista.
La parte relativa a la subida de impuestos se desactivó in extremis el pasado 2 de enero, a través de un acuerdo parcial logrado entre Republicanos y Demócratas, algo que no pudo lograrse en lo referente a los recortes.

¿Cuánto supondrían esos recortes de gasto público?

Según lo previsto en la Ley de Control Presupuestario, el gasto público de la Administración Federal se recortará en 1,2 billones de dólares entre 2013 y 2021.
Solo en el primer ejercicio fiscal afectado -2013-, la reducción será de 85.000 millones de dólares, el 2,4% del gasto total del Gobierno federal.
Sin embargo, ese ajuste deberá realizarse en solo siete meses (desde ahora y hasta el 1 de octubre), ya que los ejercicios fiscales en EE.UU. empiezan en octubre.
Si se aplica íntegro el ajuste, dentro de nueve años, por cada dólar que aumenten los ingresos por las subidas de impuestos pactadas se habrán recortado cuatro dólares de gasto público. Para muchos economistas, eso significaría que la reducción del déficit se habría realizado de forma muy desequilibrada.

¿Qué programas serían los más afectados?

El recorte no afectará por igual a todo el presupuesto federal: el 80% de la reducción del gasto se producirá en los programas discrecionales, es decir, aquellos que cuentan con una financiación que aprueba anualmente el Congreso y que suponen el 35% del gasto total.
La mitad del gasto discrecional corresponde a Defensa (el gasto en despliegues militares no está afectado) y la otra mitad, a actividades como educación,investigación médica y científica, protección medioambientalcooperacióninternacional y ayudas a hogares con bajos ingresos. Por eso, los recortes serían proporcionales: 600.000 millones de dólares en Defensa y otros 600.000 en el resto.
Si nadie lo remedia, y se aplica el recorte de 1,2 billones de dólares, en 2021, el gasto federal en programas discrecionales será un 19% inferior al que había en 2010.
Los programas discrecionales son distintos a los que se destinan a subsidios, como la Seguridad Social o Medicare (un programa que proporciona atención médica a mayores de 65 años). Estos cuentan con una financiación permanente garantizada por ley que se decide por el número de beneficiarios que deben cubrir y están exentos del sequester, aunque en el caso de Medicare afectará a una pequeña partida que se aprueba anualmente, por lo que se reducirá un 2%.

¿Qué efectos pueden tener esos recortes?

El presidente Obama ha advertido que los recortes “frenarán la recuperacióneconómica” de EE.UU. mientras que el líder republicano en la Cámara de Representantes, John Boehner, ha avisado de que “debilitarán” la defensa del país.
Como ejemplo del impacto en cifras y programas concretos, el Centro sobre Prioridades Políticas y Presupuestarias de EE.UU. estima que el programa de nutrición dirigido a mujeres embarazadas, niños y jóvenes con pocos ingresos daría la espalda a un mínimo de 600.000 madres y niños al final del año fiscal de 2013. También calcula que más de 100.000 familias de bajos ingresos perderían su ayuda al alojamiento.
Además, según el Departamento de Trabajo estadounidense, 3,8 millones de parados de larga duración que perciben prestaciones federales las verán recortadas, de media, en 140 dólares mensuales.
La Oficina Presupuestaria del Congreso prevé que los recortes provocarán la pérdida de unos 750.000 empleos antes del cuarto trimestre de 2013 y ralentizarán el crecimiento de la economía de este año, que bajará del previsto 2% a un 1,4%.

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