Los acuerdos incluyen mejorar la transparencia de los mercados y control sobre la gran banca.Brasil invita a España a asistir al segundo encuentro del grupo, previsto para el 30 de abril.
16/11/2008 JOAN CAÑETE BAYLE/ La Voz de Asturias
16/11/2008 JOAN CAÑETE BAYLE/ La Voz de Asturias
Unidad, cooperación y voluntad de solucionar los problemas, incluyendo reformas del sistema financiero, dejando la definición y la aplicación a los países. Las economías más potentes del mundo y las emergentes lanzaron ayer un mensaje positivo desde Washington orillando los aspectos que les separan y subrayando aquellos en los que están de acuerdo: apoyar el crecimiento y corregir los mecanismos del sistema que han fallado; y, por encima de todo, cooperación multilateral.
Las paredes de los salones del National Building Museum de la capital estadounidense fueron testigos mundos de las transacciones entre las distintas formas de ver la salida de la crisis y, en especial, los mecanismos para evitar que se repita. Habrá cambios en los mercados financieros, pero no se han pactado. Hasta el 31 de marzo próximo cada país tiene tiempo para poner en marcha mecanismos que mejoren la regulación. En ese plazo los ministros de Finanzas del G-20 harán propuestas sobre cinco ámbitos --transparencia y control, entre ellos-- que serán debatidas en el próximo encuentro, previsto para el 30 de abril del 2009. Nicolas Sarkozy propuso ayer que tenga lugar en Londres, dado que el Reino Unido ostentará entonces la presidencia del grupo.
PRIMER BALANCE Entonces se hará balance de lo que cada país haya hecho y se estudiarán las propuestas. A la reunión, a la que España ya ha sido invitada por Brasil, lo que le aseguraría una plaza entre los grandes, asistirá el nuevo presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ausente físicamente en la de ayer.
Habrá operaciones de relanzamiento de la economía, pero no de forma global, como pretendían España y Brasil, por ejemplo, sino según las necesidades de cada país. En ese paquete entran las medidas de carácter fiscal que cada economía, en función de su coyuntura y de la política económica de sus gobiernos, decida aplicar.
La Unión Europea ha obtenido satisfacción en sus propuestas de aumentar la regulación, pero esta no será tan rigurosa y se aplicará con calma, mucha más de la que ayer mismo reclamaba el premier británico Gordon Brown.
El presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, defendió el plazo de un año para ponerla en marcha. Sin embargo, el acuerdo final sí recoge la idea de una supervisión multinacional sobre la gran banca en forma de normas contables comunes. El fracaso de los dos intentos de los Acuerdos de Basilea, en 1988 y en el 2004, y sobre todo el desencadenante de la crisis financiera actual han pesado como losas a la hora de reconocer la necesidad de nuevos mecanismos.
Los países emergentes han conseguido un pronunciamiento para relanzar la Ronda de Doha, el proceso de negociación de la liberación del comercio que se inició en el 2001 y ahora estancado, de forma que pueda cerrarse este año. La postura de EEUU, que no renuncia a subvencionar a sus agricultores, y la de potencias como la India y China, que quieren mantener barreras a los alimentos en sus mercados, son parte de las causas del fracaso. También han logrado reformas en el FMI y en el Banco Mundial para obtener una representación más coherente con su peso económico.
La cita de ayer sirvió también como despedida mundial de George Bush. Nicolas Sarkozy hizo balance de las relaciones con el político de Tejas, al que definió como un colega "leal, difícil a veces, pero leal".
Las paredes de los salones del National Building Museum de la capital estadounidense fueron testigos mundos de las transacciones entre las distintas formas de ver la salida de la crisis y, en especial, los mecanismos para evitar que se repita. Habrá cambios en los mercados financieros, pero no se han pactado. Hasta el 31 de marzo próximo cada país tiene tiempo para poner en marcha mecanismos que mejoren la regulación. En ese plazo los ministros de Finanzas del G-20 harán propuestas sobre cinco ámbitos --transparencia y control, entre ellos-- que serán debatidas en el próximo encuentro, previsto para el 30 de abril del 2009. Nicolas Sarkozy propuso ayer que tenga lugar en Londres, dado que el Reino Unido ostentará entonces la presidencia del grupo.
PRIMER BALANCE Entonces se hará balance de lo que cada país haya hecho y se estudiarán las propuestas. A la reunión, a la que España ya ha sido invitada por Brasil, lo que le aseguraría una plaza entre los grandes, asistirá el nuevo presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ausente físicamente en la de ayer.
Habrá operaciones de relanzamiento de la economía, pero no de forma global, como pretendían España y Brasil, por ejemplo, sino según las necesidades de cada país. En ese paquete entran las medidas de carácter fiscal que cada economía, en función de su coyuntura y de la política económica de sus gobiernos, decida aplicar.
La Unión Europea ha obtenido satisfacción en sus propuestas de aumentar la regulación, pero esta no será tan rigurosa y se aplicará con calma, mucha más de la que ayer mismo reclamaba el premier británico Gordon Brown.
El presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, defendió el plazo de un año para ponerla en marcha. Sin embargo, el acuerdo final sí recoge la idea de una supervisión multinacional sobre la gran banca en forma de normas contables comunes. El fracaso de los dos intentos de los Acuerdos de Basilea, en 1988 y en el 2004, y sobre todo el desencadenante de la crisis financiera actual han pesado como losas a la hora de reconocer la necesidad de nuevos mecanismos.
Los países emergentes han conseguido un pronunciamiento para relanzar la Ronda de Doha, el proceso de negociación de la liberación del comercio que se inició en el 2001 y ahora estancado, de forma que pueda cerrarse este año. La postura de EEUU, que no renuncia a subvencionar a sus agricultores, y la de potencias como la India y China, que quieren mantener barreras a los alimentos en sus mercados, son parte de las causas del fracaso. También han logrado reformas en el FMI y en el Banco Mundial para obtener una representación más coherente con su peso económico.
La cita de ayer sirvió también como despedida mundial de George Bush. Nicolas Sarkozy hizo balance de las relaciones con el político de Tejas, al que definió como un colega "leal, difícil a veces, pero leal".
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