Barack Husein Obama se ha convertido en el 44 presidente de Estados Unidos tras jurar sobre la Biblia, y ante más de dos millones de personas, "desempeñar con fidelidad el cargo y defender la Constitución". Nervioso y emocionado, el nuevo presidente ha tenido problemas para repetir la fórmula del juramento porque se ha equivocado quien le daba la palabra, el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, primera persona que le ha felicitado, convertido ya en el máximo mandatario del país. Nada más terminar, la multitud congregada en el Mall, el parque situado frente al Capitolio en Washington, estallaba en una gran ovación con gritos de "Obama, Obama".
El acto que ha quedado para la historia se ha llevado a cabo unos minutos después de lo previsto -las doce del mediodía (seis de la tarde, hora peninsular)- porque la ceremonia comenzó con retraso. Por eso, técnicamente, Obama se convirtió en presidente de EEUU un poco antes de la jura, ya que la Constitución indica que el traspaso de poderes se produce al mediodía del 20 de enero. Con un sol radiante, pero un frío intenso, Obama ha jurado sobre la misma Biblia que en 1861 utilizó Abraham Lincoln. La sujetaba su esposa Michelle Obama, que contemplaba emocionada el momento, al igual que sus dos hijas, Sasha y Malia.
La fórmula decía exactamente: "Juro solemnemente desempeñar con toda fidelidad el cargo de presidente de los Estados Unidos y hasta el límite de mi capacidad, preservar y proteger la Constitución de los Estados Unidos". El juramento se lo ha tomado el presidente del Tribunal Supremo de EEUU, John Roberts. Momentos antes había jurado el vicepresidente Joseph Biden, que lo ha hecho ante el juez del Tribunal Supremo John Paul Stevens.
En la tribuna presidencial del Capitolio se han dado cita, como es habitual en estos casos, los ex presidentes de EEUU vivos: George W. Bush, Bill Clinton, George Bush padre -que daba una imagen muy desmejorada, con problemas para andar- y Jimmy Carter. Todos ellos han estado acompañados por sus esposas.
Un día para la historia
El día ha comenzado temprano para Obama, que a primera hora de la mañana ha asistido a una misa en la Iglesia Episcopal Saint John, situada frente a la Casa Blanca. Tras el acto religioso, el todavía presidente electo, acompañado por su esposa Michelle, se ha dirigido a la que desde es su residencia. Allí le esperaban George y Laura Bush, que han recibido afectuosamente al matrimonio. Compartiendo desayuno también ha estado el vicepresidente saliente, Dick Cheney, en silla de ruedas, y el entrante, Joe Biden, junto a sus respectivas mujeres. Tras este ritual, los ocho se han trasladado hasta el Capitolio. Ha sido el momento en que Bush dejaba definitivamente la Casa Blanca.
Presidente saliente y presidente electo han llegado juntos al lugar que hoy concitaba todas las miradas. Uno y otro han hecho el corto recorrido, de algo más de dos kilómetros, en el mismo vehículo, seguidos de cerca por otro coche en el que iban Laura Bush y Michelle Obama. A su llegada, una multitud ha recibido al nuevo presidente con un prolongado aplauso.
El acto de investidura se había abierto oficialmente con un largo preludio musical a cargo de la Banda Musical de la Marina de Estados Unidos y del Coro de Niños y Niñas de San Francisco. La senadora Dianne Feinsten ha pronunciado unas palabras de bienvenida a los asistentes seguidas de una invocación del pastor conservador Rick Warren. El acto también ha contado con la actuación de la reina del soul Aretha Franklin, además de una selección musical del aclamado compositor John Williams -autor de la banda sonora de La Guerra de las Galaxias-, a cargo del violinista israelí Isaac Perlman, el violoncelista de origen chino Yo-Yo Ma, la pianista venezolana Gabriela Montero y el clarinetista afroamericano Anthony McGill.
Barack Husein Obama
Todo ha transcurrido como había adelantado el ya presidente de EEUU. Ha jurado su cargo pronunciando su nombre completo, Barack Husein Obama, con su mano derecha en alto y la izquierda posada sobre la misma Biblia que utilizó Abraham Lincoln en 1861, un ejemplar de las Sagradas Escrituras de quince centímetros de alto por diez de ancho, encuadernado en terciopelo púrpura y reforzada con bordes metálicos bañados en oro, que desde hace años permanece en la división de Libros Raros y Colecciones Especiales de la Biblioteca del Congreso.
Ha sido entonces el momento en que el nuevo presidente ha pronunciado su discurso de investidura, quizá el más importante de toda su carrera política, del que poco había trascendido, salvo que ha sido escrito por un joven de 27 años que se llama Jon Favreau. Un discurso con el que ha invitado al pueblo estadounidense a asumir responsabilidades en la titánica tarea que tienen por delante para recuperar al país de la crisis en la que se encuentra.
Obama ha pedido el inicio de "una nueva era de responsabilidad" de los estadounidenses en sus vidas y para su país en el mundo, como fuerza de cooperación y diálogo. "Nuestra economía está muy debilitada, como consecuencia de la avaricia y la irresponsabilidad por parte de algunos, pero también por el fracaso colectivo en tomar las decisiones difíciles y preparar a la nación para una nueva era", ha asegurado.
"Una nueva era de responsabilidad"
Ante esos errores, el presidente instaba a los estadounidenses a retomar las "verdades" que han hecho a Estados Unidos la nación que es: el trabajo duro, la honestidad, el valor, la justicia, la tolerancia y el patriotismo. "Lo que se nos pide ahora es una nueva era de responsabilidad, el reconocimiento, por parte de cada estadounidense de que tenemos obligaciones con nosotros mismos, nuestra nación y el mundo".
En el terreno internacional, el nuevo presidente estadounidense ha querido marcar un cambio con respecto al gobierno de su antecesor. "A todos los pueblos y gobiernos que nos están viendo hoy, desde las mayores capitales al pequeño pueblo donde nació mi padre: sabed que Estados Unidos es un amigo de cada nación y cada hombre, mujer y niño que busca un futuro de paz y dignidad, y que estamos listos para ser líderes una vez más".
El mandatario ha recordado que Estados Unidos derrotó al fascismo y al comunismo "con alianzas robustas y convicciones duraderas". "Nuestro poder sólo no nos puede proteger, ni nos da derecho a hacer lo que nos plazca", afirmaba. Obama ha señalado que los desafíos actuales requieren que Estados Unidos haga un esfuerzo mayor para promover la cooperación y el entendimiento entre las naciones, en la amenaza nuclear y el calentamiento global, por ejemplo. El presidente también ha ofrecido "un nuevo camino hacia adelante" al mundo musulmán.
"A los que se aferran al poder mediante la corrupción y el engaño y silenciando la disensión, sabed que estáis en el lado equivocado de la historia, pero que os extenderemos la mano si estáis dispuestos a abrir el puño", ha apuntado Obama en una referencia a los regímenes autoritarios de Oriente Medio. También ha reafirmado la creencia en el imperio de la ley y los derechos humanos, y ha dicho rechazar "como falsa, la elección entre nuestra seguridad y nuestros ideales".
Primer desfile como presidente
Al témino del discurso, la multitud ha vuelto a romper en aplausos y la escritora Elizabeth Alexander ha leído un poema y el reverendo Joseph Lowery, defensor de los derechos civiles, ha pronunciado la bendición final. Una salva de 21 cañonazos y la interpretación del Himno Nacional han puesto fin a los actos oficiales en el Capitolio, momento en el que Obama ha acompañado al ya ex presidente Bush a una ceremonia de despedida. El anterior mandatario ha cogido un helicóptero rumbo a Texas. Posteriormente, Obama ha asistido al almuerzo de gala en su honor organizado por los líderes del Congreso en el Statuary Hall.
Tras esta cita, el 44º presidente de EEUU ha sido escoltado hasta el ala este del Capitolio, el punto de partida de otro de los actos más esperados de la jornada, el tradicional desfile de unos tres kilómetros que lleva al nuevo presidente y a su familia desde la avenida Constitution de la capital estadounidense hasta el 1600 de Pennsylvania, donde se encuentra la Casa Blanca.
La Inauguración presidencial concluye así oficialmente, pero entonces se da paso a otra de las tradiciones más representativas de una toma de posesión presidencial: los centenares de bailes inaugurales que se celebran por toda la ciudad como parte de una costumbre que comenzó en 1809, cuando la entonces primera dama Dolley Madison organizó una baile de gala en el Hotel Long de Washington.
El acto que ha quedado para la historia se ha llevado a cabo unos minutos después de lo previsto -las doce del mediodía (seis de la tarde, hora peninsular)- porque la ceremonia comenzó con retraso. Por eso, técnicamente, Obama se convirtió en presidente de EEUU un poco antes de la jura, ya que la Constitución indica que el traspaso de poderes se produce al mediodía del 20 de enero. Con un sol radiante, pero un frío intenso, Obama ha jurado sobre la misma Biblia que en 1861 utilizó Abraham Lincoln. La sujetaba su esposa Michelle Obama, que contemplaba emocionada el momento, al igual que sus dos hijas, Sasha y Malia.
La fórmula decía exactamente: "Juro solemnemente desempeñar con toda fidelidad el cargo de presidente de los Estados Unidos y hasta el límite de mi capacidad, preservar y proteger la Constitución de los Estados Unidos". El juramento se lo ha tomado el presidente del Tribunal Supremo de EEUU, John Roberts. Momentos antes había jurado el vicepresidente Joseph Biden, que lo ha hecho ante el juez del Tribunal Supremo John Paul Stevens.
En la tribuna presidencial del Capitolio se han dado cita, como es habitual en estos casos, los ex presidentes de EEUU vivos: George W. Bush, Bill Clinton, George Bush padre -que daba una imagen muy desmejorada, con problemas para andar- y Jimmy Carter. Todos ellos han estado acompañados por sus esposas.
Un día para la historia
El día ha comenzado temprano para Obama, que a primera hora de la mañana ha asistido a una misa en la Iglesia Episcopal Saint John, situada frente a la Casa Blanca. Tras el acto religioso, el todavía presidente electo, acompañado por su esposa Michelle, se ha dirigido a la que desde es su residencia. Allí le esperaban George y Laura Bush, que han recibido afectuosamente al matrimonio. Compartiendo desayuno también ha estado el vicepresidente saliente, Dick Cheney, en silla de ruedas, y el entrante, Joe Biden, junto a sus respectivas mujeres. Tras este ritual, los ocho se han trasladado hasta el Capitolio. Ha sido el momento en que Bush dejaba definitivamente la Casa Blanca.
Presidente saliente y presidente electo han llegado juntos al lugar que hoy concitaba todas las miradas. Uno y otro han hecho el corto recorrido, de algo más de dos kilómetros, en el mismo vehículo, seguidos de cerca por otro coche en el que iban Laura Bush y Michelle Obama. A su llegada, una multitud ha recibido al nuevo presidente con un prolongado aplauso.
El acto de investidura se había abierto oficialmente con un largo preludio musical a cargo de la Banda Musical de la Marina de Estados Unidos y del Coro de Niños y Niñas de San Francisco. La senadora Dianne Feinsten ha pronunciado unas palabras de bienvenida a los asistentes seguidas de una invocación del pastor conservador Rick Warren. El acto también ha contado con la actuación de la reina del soul Aretha Franklin, además de una selección musical del aclamado compositor John Williams -autor de la banda sonora de La Guerra de las Galaxias-, a cargo del violinista israelí Isaac Perlman, el violoncelista de origen chino Yo-Yo Ma, la pianista venezolana Gabriela Montero y el clarinetista afroamericano Anthony McGill.
Barack Husein Obama
Todo ha transcurrido como había adelantado el ya presidente de EEUU. Ha jurado su cargo pronunciando su nombre completo, Barack Husein Obama, con su mano derecha en alto y la izquierda posada sobre la misma Biblia que utilizó Abraham Lincoln en 1861, un ejemplar de las Sagradas Escrituras de quince centímetros de alto por diez de ancho, encuadernado en terciopelo púrpura y reforzada con bordes metálicos bañados en oro, que desde hace años permanece en la división de Libros Raros y Colecciones Especiales de la Biblioteca del Congreso.
Ha sido entonces el momento en que el nuevo presidente ha pronunciado su discurso de investidura, quizá el más importante de toda su carrera política, del que poco había trascendido, salvo que ha sido escrito por un joven de 27 años que se llama Jon Favreau. Un discurso con el que ha invitado al pueblo estadounidense a asumir responsabilidades en la titánica tarea que tienen por delante para recuperar al país de la crisis en la que se encuentra.
Obama ha pedido el inicio de "una nueva era de responsabilidad" de los estadounidenses en sus vidas y para su país en el mundo, como fuerza de cooperación y diálogo. "Nuestra economía está muy debilitada, como consecuencia de la avaricia y la irresponsabilidad por parte de algunos, pero también por el fracaso colectivo en tomar las decisiones difíciles y preparar a la nación para una nueva era", ha asegurado.
"Una nueva era de responsabilidad"
Ante esos errores, el presidente instaba a los estadounidenses a retomar las "verdades" que han hecho a Estados Unidos la nación que es: el trabajo duro, la honestidad, el valor, la justicia, la tolerancia y el patriotismo. "Lo que se nos pide ahora es una nueva era de responsabilidad, el reconocimiento, por parte de cada estadounidense de que tenemos obligaciones con nosotros mismos, nuestra nación y el mundo".
En el terreno internacional, el nuevo presidente estadounidense ha querido marcar un cambio con respecto al gobierno de su antecesor. "A todos los pueblos y gobiernos que nos están viendo hoy, desde las mayores capitales al pequeño pueblo donde nació mi padre: sabed que Estados Unidos es un amigo de cada nación y cada hombre, mujer y niño que busca un futuro de paz y dignidad, y que estamos listos para ser líderes una vez más".
El mandatario ha recordado que Estados Unidos derrotó al fascismo y al comunismo "con alianzas robustas y convicciones duraderas". "Nuestro poder sólo no nos puede proteger, ni nos da derecho a hacer lo que nos plazca", afirmaba. Obama ha señalado que los desafíos actuales requieren que Estados Unidos haga un esfuerzo mayor para promover la cooperación y el entendimiento entre las naciones, en la amenaza nuclear y el calentamiento global, por ejemplo. El presidente también ha ofrecido "un nuevo camino hacia adelante" al mundo musulmán.
"A los que se aferran al poder mediante la corrupción y el engaño y silenciando la disensión, sabed que estáis en el lado equivocado de la historia, pero que os extenderemos la mano si estáis dispuestos a abrir el puño", ha apuntado Obama en una referencia a los regímenes autoritarios de Oriente Medio. También ha reafirmado la creencia en el imperio de la ley y los derechos humanos, y ha dicho rechazar "como falsa, la elección entre nuestra seguridad y nuestros ideales".
Primer desfile como presidente
Al témino del discurso, la multitud ha vuelto a romper en aplausos y la escritora Elizabeth Alexander ha leído un poema y el reverendo Joseph Lowery, defensor de los derechos civiles, ha pronunciado la bendición final. Una salva de 21 cañonazos y la interpretación del Himno Nacional han puesto fin a los actos oficiales en el Capitolio, momento en el que Obama ha acompañado al ya ex presidente Bush a una ceremonia de despedida. El anterior mandatario ha cogido un helicóptero rumbo a Texas. Posteriormente, Obama ha asistido al almuerzo de gala en su honor organizado por los líderes del Congreso en el Statuary Hall.
Tras esta cita, el 44º presidente de EEUU ha sido escoltado hasta el ala este del Capitolio, el punto de partida de otro de los actos más esperados de la jornada, el tradicional desfile de unos tres kilómetros que lleva al nuevo presidente y a su familia desde la avenida Constitution de la capital estadounidense hasta el 1600 de Pennsylvania, donde se encuentra la Casa Blanca.
La Inauguración presidencial concluye así oficialmente, pero entonces se da paso a otra de las tradiciones más representativas de una toma de posesión presidencial: los centenares de bailes inaugurales que se celebran por toda la ciudad como parte de una costumbre que comenzó en 1809, cuando la entonces primera dama Dolley Madison organizó una baile de gala en el Hotel Long de Washington.
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