La demanda que Lima ha interpuesto en La Haya contra Santiago para reclamar un área marítima ha enfriado las relaciones bilaterales de los países
JAVIER LAFUENTE - Madrid - 30/03/2009/ EL PAÍS.com
JAVIER LAFUENTE - Madrid - 30/03/2009/ EL PAÍS.com
La victoria de la selección chilena de fútbol el domingo ante el combinado peruano no fue un triunfo más. Era el primero en 24 años de partidos entre ambos equipos. Y llegaba en un momento especial, después de diez días de tensiones a raíz de la decisión del Gobierno de Alan García de interponer una demanda contra Chile en La Haya en la que reclama la soberanía de 35.000 kilómetros de área marítima. Aunque las aguas parecen haberse calmado, la tempestad golpeó de lleno las relaciones de ambos países, y salpicó a un tercero, Bolivia, en un complicado juego diplomático a tres bandas.
Según la versión oficial, la pretensión de Perú es lograr una resolución judicial que dibuje los límites marítimos, puesto que ellos sólo los consideran pesqueros. Para Santiago, sin embargo, los límites ya fueron fijados en una declaración de 1952 y en otra de 1954. La demanda abarca una extensión del océano Pacífico en la zona fronteriza entre las ciudades de Tacna (Perú) y Arica (Chile). Esta localidad perteneció a Perú hasta la Guerra del Pacífico (1879-1884), en la que Chile arrebató a Bolivia su territorio de costa, situado al sur de Arica. Una eventual declaración a favor de Perú bloquearía cualquier posibilidad de salida al mar para La Paz.
"Buscamos una solución pacífica, de equidad, a un tema que lleva anclado muchos años", defiende en conversación telefónica con EL PAÍS el canciller peruano, José García Belaúnde, quien al ser preguntado acerca de qué tiene que perder Perú en este tema, responde tajante: "No tenemos nada que perder, hemos hecho una oferta de paz para solucionar un asunto", insiste.
Su homólogo chileno, Mariano Fernández, discrepa: "La pretensión peruana de hacer un trazado distinto del existente está alejada de la realidad de lo que ocurre en toda la costa del Pacífico de nuestra subregión. De norte a sur de la costa del Pacífico, en América del Sur, existe un sistema jurídico de límites marítimos fijados sobre los paralelos. Perú quiere introducir ahora otra figura geográfica, lo que francamente carece de consistencia", argumenta Fernández a este periódico.
Más allá de lograr o no recuperar los 35.000 kilómetros de área marítima, hay quien piensa, sobre todo desde la vertiente chilena, que la demanda de Perú ha de interpretarse en clave interna. "Uno de los motivos es detener el avance nacionalista de Ollanta Humala [líder del Partido Nacionalista Peruano y rival presidencial de Alan García en las últimas elecciones]", explica Cristian Garay, profesor de la Universidad de Chile. Desde el inicio de su segundo mandato en julio de 2006, García ha sufrido el desgaste de los grupos nacionalistas. Su popularidad, que ha remontado los últimos meses, estaba por los suelos. El argumentario antichileno da bastantes réditos en Perú, por lo que la demanda puede catapultar de nuevo al líder del APRA. A pesar de todo, el canciller García Belaúnde niega esta posibilidad. "El presidente no tiene otros problemas que no tengan otros Gobiernos. No lo manejamos en clave interna", enfatiza.
Chile, cuyas relaciones con el mundo son excelentes, pero muy complicadas con sus vecinos, no ha impugnado aún la competencia de La Haya -tampoco lo ha descartado, según confirma el propio canciller- porque se encuentra dentro del plazo de tres meses para presentar lo que se denominan excepciones preliminares, es decir, hasta el 19 de junio. Aunque en un primer momento, la no impugnación se ha considerado como una primera derrota chilena, para muchos analistas la presentación de la memoria de Perú es muy débil y los argumentos chilenos, bastantes sólidos como para dejar actuar a la Corte Internacional en una primera instancia. Chile podría pedir la incompetencia de La Haya durante la contramemoria, en un plazo de un año, o durante el juicio oral.
Aunque no se trata de un proceso negociador, Chile ha puesto a trabajar un fuerte equipo diplomático, encabezado por la segunda autoridad de la Cancillería, el subsecretario Alberto Van Klaveren. La demanda es una cuestión de Estado en Chile, apenas hay voces disonantes entre las distintas formaciones políticas.
En todo este mar de roces entre ambos países, hay un tercero, Bolivia, que no se ha querido mantener al margen y ha provocado un conflicto triangular. Si La Haya diese la razón a Perú en su demanda, se bloquearía una de las posibles salidas al mar que tanto ansía La Paz. La crítica a la actuación de Lima ha llegado a poner de acuerdo a políticos enfrentados permanentemente con el ex presidente Jorge Quiroga o el actual mandatario, Evo Morales. Si ejecutivo no descartó la semana pasada la posibilidad de llevar también a La Haya su exigencia. "Si fuese boliviano, yo lo haría", asegura Cristian Garay, quien reconoce que "es más compleja" la petición de La Paz que la de Lima.
Aunque ambos Ejecutivos niegan un enfriamiento de las relaciones bilaterales, Alan García y la presidenta chilena, Michelle Bachelet, apenas han tenido contacto estos días. Pero lo cierto es que el tejido empresarial chileno en Perú es fuerte. En medio de una crisis económica profunda, es una garantía, según los analistas, de que no van a permitir que el caso vaya a más.
"Buscamos una solución pacífica, de equidad, a un tema que lleva anclado muchos años", defiende en conversación telefónica con EL PAÍS el canciller peruano, José García Belaúnde, quien al ser preguntado acerca de qué tiene que perder Perú en este tema, responde tajante: "No tenemos nada que perder, hemos hecho una oferta de paz para solucionar un asunto", insiste.
Su homólogo chileno, Mariano Fernández, discrepa: "La pretensión peruana de hacer un trazado distinto del existente está alejada de la realidad de lo que ocurre en toda la costa del Pacífico de nuestra subregión. De norte a sur de la costa del Pacífico, en América del Sur, existe un sistema jurídico de límites marítimos fijados sobre los paralelos. Perú quiere introducir ahora otra figura geográfica, lo que francamente carece de consistencia", argumenta Fernández a este periódico.
Más allá de lograr o no recuperar los 35.000 kilómetros de área marítima, hay quien piensa, sobre todo desde la vertiente chilena, que la demanda de Perú ha de interpretarse en clave interna. "Uno de los motivos es detener el avance nacionalista de Ollanta Humala [líder del Partido Nacionalista Peruano y rival presidencial de Alan García en las últimas elecciones]", explica Cristian Garay, profesor de la Universidad de Chile. Desde el inicio de su segundo mandato en julio de 2006, García ha sufrido el desgaste de los grupos nacionalistas. Su popularidad, que ha remontado los últimos meses, estaba por los suelos. El argumentario antichileno da bastantes réditos en Perú, por lo que la demanda puede catapultar de nuevo al líder del APRA. A pesar de todo, el canciller García Belaúnde niega esta posibilidad. "El presidente no tiene otros problemas que no tengan otros Gobiernos. No lo manejamos en clave interna", enfatiza.
Chile, cuyas relaciones con el mundo son excelentes, pero muy complicadas con sus vecinos, no ha impugnado aún la competencia de La Haya -tampoco lo ha descartado, según confirma el propio canciller- porque se encuentra dentro del plazo de tres meses para presentar lo que se denominan excepciones preliminares, es decir, hasta el 19 de junio. Aunque en un primer momento, la no impugnación se ha considerado como una primera derrota chilena, para muchos analistas la presentación de la memoria de Perú es muy débil y los argumentos chilenos, bastantes sólidos como para dejar actuar a la Corte Internacional en una primera instancia. Chile podría pedir la incompetencia de La Haya durante la contramemoria, en un plazo de un año, o durante el juicio oral.
Aunque no se trata de un proceso negociador, Chile ha puesto a trabajar un fuerte equipo diplomático, encabezado por la segunda autoridad de la Cancillería, el subsecretario Alberto Van Klaveren. La demanda es una cuestión de Estado en Chile, apenas hay voces disonantes entre las distintas formaciones políticas.
En todo este mar de roces entre ambos países, hay un tercero, Bolivia, que no se ha querido mantener al margen y ha provocado un conflicto triangular. Si La Haya diese la razón a Perú en su demanda, se bloquearía una de las posibles salidas al mar que tanto ansía La Paz. La crítica a la actuación de Lima ha llegado a poner de acuerdo a políticos enfrentados permanentemente con el ex presidente Jorge Quiroga o el actual mandatario, Evo Morales. Si ejecutivo no descartó la semana pasada la posibilidad de llevar también a La Haya su exigencia. "Si fuese boliviano, yo lo haría", asegura Cristian Garay, quien reconoce que "es más compleja" la petición de La Paz que la de Lima.
Aunque ambos Ejecutivos niegan un enfriamiento de las relaciones bilaterales, Alan García y la presidenta chilena, Michelle Bachelet, apenas han tenido contacto estos días. Pero lo cierto es que el tejido empresarial chileno en Perú es fuerte. En medio de una crisis económica profunda, es una garantía, según los analistas, de que no van a permitir que el caso vaya a más.
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