Más de 6.500 personas pueden haber fallecido y otras 14.000 han sido heridas
200.000 personas han huido y están en 'campos de detención a cielo abierto'
Dominic Bonn elmundo.es
Actualizado viernes 15/05/2009 20:21 horas
"La gente atrapada en la zona de conflicto esta mas allá de cualquier tipo de asistencia humanitaria", dijo el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) este jueves desde Ginebra acerca de la grave situación que se está viviendo en Sri Lanka.
Trabajadores del CICR, los únicos con acceso a la zona de conflicto en el noroeste de esta isla en el océano Índico están presenciando una "catástrofe humanitaria inimaginable (…) Ninguna organización humanitaria puede ayudarles en estas circunstancias. La gente ha sido abandonada a su suerte".
La zona de combate, irónicamente denominada 'No Fire Zone', son apenas 2’5km cuadrados (aproximadamente dos veces el Parque del Retiro en Madrid). Es una pequeña franja de playa en el distrito de Mullaitivu, en el último reducto controlado por los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE, en sus siglas en inglés), que llevan más de 30 años luchando por el establecimiento de un territorio independiente para la minoría Tamil en el noroeste de la isla.
'El baño de sangre que predecíamos se ha convertido en una realidad' Gordon Weiss, ONU
Atrapados entre la Marina del ejército de Sri Lanka por el este, un lago en el oeste y unos 50.000 soldados por todos los flancos, se encuentran más de 50.000 civiles y aproximadamente 300 de los ya últimos combatientes del LTTE, entre los que según parece, todavía se encuentra su carismático, invisible y despiadado líder, Velupillai Prabhakaran.
Es el mayor "rescate humanitario de la historia", afirman desde el gobierno de Sri Lanka, la consagración y punto final de su legítima "lucha contra el terrorismo", según afirman los sectores mas radicales.
Para otros, entre ellos gran parte de la comunidad internacional y las agencias humanitarias, se trata de una catástrofe de dimensiones bíblicas en el que ambas partes están mostrando poco respeto por la vida humana. Entre ambas posturas, como siempre, se encuentran los de siempre.
'Campos de detención' a cielo abierto
Según datos filtrados desde Naciones Unidas en Colombo, que no revelados, más de 6.500 personas podrían haber perdido la vida y otras 14.000 habrían resultado heridas en los últimos tres meses en Sri Lanka.
Los Tigres están disparando a los civiles que tratan de huir, los mismos por los que juran luchar
A estas alarmantes cifras hay que sumarles 200.000 civiles considerados "desplazados internos" que tras huir de la zona controlada por los Tigres Tamiles, han sido encerrados en lo que trabajadores humanitarios y ciertos círculos de diplomáticos en Colombo denominan como "campos de detención a cielo abierto".
Uno de estos campos, Menik Farm, en la localidad de Vavuniya, 'acoge' a más de 125.000 desplazados. La libertad de movimiento ha sido totalmente restringida. La falta de alojamiento adecuado y de facilidades sanitarias son más que evidentes y las condiciones higiénicas y médicas están poniendo ya en peligro la integridad física de estos civiles, que escaparon del frente para acabar encerrados por tiempo todavía indefinido en estos centros de desplazados.
El gobierno argumenta que mantiene a estos civiles bajo custodia por su propia seguridad y para poder separar a civiles de 'combatientes' ('screening' o cribaje). Naciones Unidas, por su parte, exige que se acelere el proceso de 'screening' para que los desplazados puedan moverse libremente cuanto antes, y también el de 'reunificación' de familias, principal fuente de ansiedad para estos civiles que han vivido un auténtico infierno tratando de escapar de las garras de los Tigres bajo el fuego cruzado.
'Sin una urgente reacción esta crisis humanitaria podría convertirse en una catástrofe'Obama
El gobierno se ha comprometido a devolver al 80% de estos desplazados a sus casas antes de finales de este año, pero, como un trabajador humanitario en condición de anonimato afirmó a elmundo.es, "es más que probable que esta gente [los desplazados internos, de inmensa mayoría Tamil] esté aquí por años. Es imposible que limpien de minas todas estas zonas y que aseguren todo ese territorio en lo que queda de año". Los planes iniciales presentados por el gobierno en enero eran mantener estos campos de dos a tres años.
Es muy tarde para hacer saltar las alarmas sobre el conflicto mas largo en Asia. "El baño de sangre que predecíamos se ha convertido en una realidad", declaraba este lunes a la BBC el portavoz de Naciones Unidas en Colombo, Gordon Weiss.
Sólo entre el 9 y 10 de mayo más de 480 civiles murieron en diferentes bombardeos en la llamada 'No Fire Zone', y el 12 y 13 otras 100 personas más perecieron en el bombardeo del único 'hospital' que quedaba en pie en la zona. Desde entonces, tanto doctores como civiles permanecen en búnkeres excavados por ellos mismos para protegerse del fuego continuo. En estas circunstancias, salir a buscar agua o alimentos es literalmente jugarse la vida y al 'hospital', desgraciadamente, ya no hay que ir porque no queda allí nada ni nadie. Tratar de escapar es otra odisea, porque los Tigres están disparando a los civiles que tratan de huir, los mismos por los que juran luchar y defender.
Obama: 'Podría convertirse en una catástrofe'
El mismo presidente estadounidense, Barack Obama, hacía este jueves una declaración oficial alertando de la gravedad de la situación en Sri Lanka. Obama llamaba a los Tigres Tamiles a abandonar las armas y dejar salir a los civiles de la zona combate; al gobierno de Sri Lanka, acusado repetidamente de seguir utilizando artillería pesada sobre la 'No Fire Zone', de no volver hacerlo y permitir una misión humanitaria de la ONU en la zona de conflicto; y a ambas partes de respetar la vida de los civiles. "Sin una urgente reacción esta crisis humanitaria podría convertirse en una catástrofe", señalaba Obama.
Es tarde para hacer saltar las alarmas sobre el conflicto más largo en Asia
El comunicado de Obama ha seguido a uno previo y conjunto esta misma semana de la Secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, y el Ministro Británico de Exteriores, David Miliband; de una reciente visita del propio Miliband a la isla con su homólogo francés, Bernard Kouchner; de dos visitas del Coordinador Humanitario de la ONU, Sir John Holmes; de otra más del enviado especial de la ONU para los Derechos de los Desplazados Internos, Profesor Walter Kalin; y de declaraciones por parte de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Navi Pillai, en las que aseguraba que ambas partes, gobierno y Tigres, podrían haber cometido "crímenes de guerra".
La lista es larga y sorprendentemente, dicen algunos analistas, el gobierno de Sri Lanka ha sabido contraatacar y defender su postura y estrategia tanto en la arena internacional (Nueva York, Londres, Ginebra) como en los medios de comunicación, y a pesar de sostener una implacable presión, sigue adelante con su campaña militar para poner un punto y final al LTTE, pase lo que pase, cueste lo que cueste.
Son ya 30 los años que el gobierno central, de mayoría cingalesa (74% de la población), lleva tratando de derrotar al LTTE, que lucha por la creación de Tamil Eelam, la patria Tamil, para la primera minoría en la isla (18%).
Dificultades de la prensa y las ONG
Desde mediados de febrero, el CICR ha podido evacuar a cerca de 14.000 personas de la zona de conflicto y transportado 2.350 toneladas de comida, medicinas y otros suministros básicos.
Salir a buscar agua o alimentos es jugarse la vida
Sin embargo, desde el pasado sábado —y debido al fuego intenso en la zona— el CICR ha sido incapaz de continuar con este 'corredor humanitario', el único abierto desde que el pasado mes se septiembre todas las agencias de Naciones Unidas y las ONG internacionales fueran 'invitadas' por el gobierno a abandonar las zonas controladas por los Tigres Tamiles, porque no podían asegurar más su seguridad ante la implacable ofensiva militar.
Los medios de comunicación, salvo en viajes dirigidos por el ejército, tampoco tienen acceso a las zonas de combate, lo que ha contribuido al 'apagón informativo' en Sri Lanka, donde información independiente es difícil o imposible de conseguir, y también a exacerbar la guerra propagandística desde ambos bandos.
"Una vez que perdimos acceso, perdimos prácticamente toda la capacidad de ayudar a todas las personas que se quedaban allá, y en los últimos meses lo que hemos visto es como el ejercito [de Sri Lanka] ha ido inexorablemente arrinconando al LTTE y con ello arrastrando a miles de civiles, desplazados de sus casas durante meses", explica el trabajador humanitario.
En septiembre las agencias de la ONU y las ONG fueron 'invitadas' a abandonar la zona
El gobierno de Sri Lanka ha rechazado cualquier tipo de petición por parte de la comunidad internacional de parar su ofensiva contra los Tigres Tamiles, listados como grupo terrorista en los Estados Unidos, Reino Unido, Canadá o India, porque eso les daría "tiempo para recuperarse".
El Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, conversó este jueves por teléfono con el presidente del gobierno cingalés, Mahinda Rajapaksha, para reiterarle su "preocupación por la situation de los civiles", y anunciarle la visita inminente de su jefe de plantilla, Vijay Nambiar, en la que también será su segunda visita en menos de dos meses.
Concluía este jueves el presidente Obama en su declaración oficial: "No creo que podamos retrasarnos. Ahora es el momento para que todos nosotros trabajemos juntos para evitar un mayor sufrimiento humanitario". Así sea señor Obama.
Actualizado viernes 15/05/2009 20:21 horas
"La gente atrapada en la zona de conflicto esta mas allá de cualquier tipo de asistencia humanitaria", dijo el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) este jueves desde Ginebra acerca de la grave situación que se está viviendo en Sri Lanka.
Trabajadores del CICR, los únicos con acceso a la zona de conflicto en el noroeste de esta isla en el océano Índico están presenciando una "catástrofe humanitaria inimaginable (…) Ninguna organización humanitaria puede ayudarles en estas circunstancias. La gente ha sido abandonada a su suerte".
La zona de combate, irónicamente denominada 'No Fire Zone', son apenas 2’5km cuadrados (aproximadamente dos veces el Parque del Retiro en Madrid). Es una pequeña franja de playa en el distrito de Mullaitivu, en el último reducto controlado por los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE, en sus siglas en inglés), que llevan más de 30 años luchando por el establecimiento de un territorio independiente para la minoría Tamil en el noroeste de la isla.
'El baño de sangre que predecíamos se ha convertido en una realidad' Gordon Weiss, ONU
Atrapados entre la Marina del ejército de Sri Lanka por el este, un lago en el oeste y unos 50.000 soldados por todos los flancos, se encuentran más de 50.000 civiles y aproximadamente 300 de los ya últimos combatientes del LTTE, entre los que según parece, todavía se encuentra su carismático, invisible y despiadado líder, Velupillai Prabhakaran.
Es el mayor "rescate humanitario de la historia", afirman desde el gobierno de Sri Lanka, la consagración y punto final de su legítima "lucha contra el terrorismo", según afirman los sectores mas radicales.
Para otros, entre ellos gran parte de la comunidad internacional y las agencias humanitarias, se trata de una catástrofe de dimensiones bíblicas en el que ambas partes están mostrando poco respeto por la vida humana. Entre ambas posturas, como siempre, se encuentran los de siempre.
'Campos de detención' a cielo abierto
Según datos filtrados desde Naciones Unidas en Colombo, que no revelados, más de 6.500 personas podrían haber perdido la vida y otras 14.000 habrían resultado heridas en los últimos tres meses en Sri Lanka.
Los Tigres están disparando a los civiles que tratan de huir, los mismos por los que juran luchar
A estas alarmantes cifras hay que sumarles 200.000 civiles considerados "desplazados internos" que tras huir de la zona controlada por los Tigres Tamiles, han sido encerrados en lo que trabajadores humanitarios y ciertos círculos de diplomáticos en Colombo denominan como "campos de detención a cielo abierto".
Uno de estos campos, Menik Farm, en la localidad de Vavuniya, 'acoge' a más de 125.000 desplazados. La libertad de movimiento ha sido totalmente restringida. La falta de alojamiento adecuado y de facilidades sanitarias son más que evidentes y las condiciones higiénicas y médicas están poniendo ya en peligro la integridad física de estos civiles, que escaparon del frente para acabar encerrados por tiempo todavía indefinido en estos centros de desplazados.
El gobierno argumenta que mantiene a estos civiles bajo custodia por su propia seguridad y para poder separar a civiles de 'combatientes' ('screening' o cribaje). Naciones Unidas, por su parte, exige que se acelere el proceso de 'screening' para que los desplazados puedan moverse libremente cuanto antes, y también el de 'reunificación' de familias, principal fuente de ansiedad para estos civiles que han vivido un auténtico infierno tratando de escapar de las garras de los Tigres bajo el fuego cruzado.
'Sin una urgente reacción esta crisis humanitaria podría convertirse en una catástrofe'Obama
El gobierno se ha comprometido a devolver al 80% de estos desplazados a sus casas antes de finales de este año, pero, como un trabajador humanitario en condición de anonimato afirmó a elmundo.es, "es más que probable que esta gente [los desplazados internos, de inmensa mayoría Tamil] esté aquí por años. Es imposible que limpien de minas todas estas zonas y que aseguren todo ese territorio en lo que queda de año". Los planes iniciales presentados por el gobierno en enero eran mantener estos campos de dos a tres años.
Es muy tarde para hacer saltar las alarmas sobre el conflicto mas largo en Asia. "El baño de sangre que predecíamos se ha convertido en una realidad", declaraba este lunes a la BBC el portavoz de Naciones Unidas en Colombo, Gordon Weiss.
Sólo entre el 9 y 10 de mayo más de 480 civiles murieron en diferentes bombardeos en la llamada 'No Fire Zone', y el 12 y 13 otras 100 personas más perecieron en el bombardeo del único 'hospital' que quedaba en pie en la zona. Desde entonces, tanto doctores como civiles permanecen en búnkeres excavados por ellos mismos para protegerse del fuego continuo. En estas circunstancias, salir a buscar agua o alimentos es literalmente jugarse la vida y al 'hospital', desgraciadamente, ya no hay que ir porque no queda allí nada ni nadie. Tratar de escapar es otra odisea, porque los Tigres están disparando a los civiles que tratan de huir, los mismos por los que juran luchar y defender.
Obama: 'Podría convertirse en una catástrofe'
El mismo presidente estadounidense, Barack Obama, hacía este jueves una declaración oficial alertando de la gravedad de la situación en Sri Lanka. Obama llamaba a los Tigres Tamiles a abandonar las armas y dejar salir a los civiles de la zona combate; al gobierno de Sri Lanka, acusado repetidamente de seguir utilizando artillería pesada sobre la 'No Fire Zone', de no volver hacerlo y permitir una misión humanitaria de la ONU en la zona de conflicto; y a ambas partes de respetar la vida de los civiles. "Sin una urgente reacción esta crisis humanitaria podría convertirse en una catástrofe", señalaba Obama.
Es tarde para hacer saltar las alarmas sobre el conflicto más largo en Asia
El comunicado de Obama ha seguido a uno previo y conjunto esta misma semana de la Secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, y el Ministro Británico de Exteriores, David Miliband; de una reciente visita del propio Miliband a la isla con su homólogo francés, Bernard Kouchner; de dos visitas del Coordinador Humanitario de la ONU, Sir John Holmes; de otra más del enviado especial de la ONU para los Derechos de los Desplazados Internos, Profesor Walter Kalin; y de declaraciones por parte de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Navi Pillai, en las que aseguraba que ambas partes, gobierno y Tigres, podrían haber cometido "crímenes de guerra".
La lista es larga y sorprendentemente, dicen algunos analistas, el gobierno de Sri Lanka ha sabido contraatacar y defender su postura y estrategia tanto en la arena internacional (Nueva York, Londres, Ginebra) como en los medios de comunicación, y a pesar de sostener una implacable presión, sigue adelante con su campaña militar para poner un punto y final al LTTE, pase lo que pase, cueste lo que cueste.
Son ya 30 los años que el gobierno central, de mayoría cingalesa (74% de la población), lleva tratando de derrotar al LTTE, que lucha por la creación de Tamil Eelam, la patria Tamil, para la primera minoría en la isla (18%).
Dificultades de la prensa y las ONG
Desde mediados de febrero, el CICR ha podido evacuar a cerca de 14.000 personas de la zona de conflicto y transportado 2.350 toneladas de comida, medicinas y otros suministros básicos.
Salir a buscar agua o alimentos es jugarse la vida
Sin embargo, desde el pasado sábado —y debido al fuego intenso en la zona— el CICR ha sido incapaz de continuar con este 'corredor humanitario', el único abierto desde que el pasado mes se septiembre todas las agencias de Naciones Unidas y las ONG internacionales fueran 'invitadas' por el gobierno a abandonar las zonas controladas por los Tigres Tamiles, porque no podían asegurar más su seguridad ante la implacable ofensiva militar.
Los medios de comunicación, salvo en viajes dirigidos por el ejército, tampoco tienen acceso a las zonas de combate, lo que ha contribuido al 'apagón informativo' en Sri Lanka, donde información independiente es difícil o imposible de conseguir, y también a exacerbar la guerra propagandística desde ambos bandos.
"Una vez que perdimos acceso, perdimos prácticamente toda la capacidad de ayudar a todas las personas que se quedaban allá, y en los últimos meses lo que hemos visto es como el ejercito [de Sri Lanka] ha ido inexorablemente arrinconando al LTTE y con ello arrastrando a miles de civiles, desplazados de sus casas durante meses", explica el trabajador humanitario.
En septiembre las agencias de la ONU y las ONG fueron 'invitadas' a abandonar la zona
El gobierno de Sri Lanka ha rechazado cualquier tipo de petición por parte de la comunidad internacional de parar su ofensiva contra los Tigres Tamiles, listados como grupo terrorista en los Estados Unidos, Reino Unido, Canadá o India, porque eso les daría "tiempo para recuperarse".
El Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, conversó este jueves por teléfono con el presidente del gobierno cingalés, Mahinda Rajapaksha, para reiterarle su "preocupación por la situation de los civiles", y anunciarle la visita inminente de su jefe de plantilla, Vijay Nambiar, en la que también será su segunda visita en menos de dos meses.
Concluía este jueves el presidente Obama en su declaración oficial: "No creo que podamos retrasarnos. Ahora es el momento para que todos nosotros trabajemos juntos para evitar un mayor sufrimiento humanitario". Así sea señor Obama.
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