JERUSALÉN, 12 May. (EUROPA PRESS/ Darío Chimeno) -
El Papa Benedicto XVI reconoció hoy en la homilía ofrecida en el Monte de los Olivos, al este de Jerusalén, que marca el inicio de la etapa cristiana de su viaje a Oriente Próximo, la perseverancia de los cristianos en Tierra Santa y su importante labor, al tiempo que les animó a seguir esperando la consecución de la paz.
La misa, primer acto cristiano del viaje del Papa en Israel, tuvo lugar a los pies de la Basílica de las Naciones, donde está el Huerto de los Olivos y se encuentra la piedra donde la tradición asegura que Jesús rezó antes de ser prendido por los soldados. El recinto, preparado desde hace semanas, está situado en un lugar que también es considerado sagrado para judíos y musulmanes, conocido como el valle de Josafat.
A las cuatro y media, el Papamóvil hizo su entrada ante una asamblea de más de 5.000 personas, según fuentes gubernamentales israelíes, y dio una vuelta antes de que el Sumo Pontífice iniciase la misa. Cantos, gritos de júbilo y, sobre todo, el sonido de tambores y gaitas --recuerdo de la presencia inglesa en estas tierras-- recibieron al Santo Padre, con un rostro sonriente y que respondía con gestos a los saludos de la gente.
Un rostro muy distinto al que mostró en la jornada de ayer, completa de actos más protocolarios y políticos. La misa fue celebrada en árabe y en latín, y comenzó con unas breves palabras de Mons Fuad, Patriarca Latino en Jerusalén, que fue aplaudido por la gente en varias ocasiones, sobre todo cuando hizo referencia al sufrimiento de los más desfavorecidos, del pueblo palestino y de la ocupación de su territorio.
NO ESTÁN OLVIDADOS
Al principio de su homilía, el Papa dijo: "Al encontrarme hoy ante vosotros quiero reconocer las dificultades y la frustración, el dolor y el sufrimiento que muchos padecéis como consecuencia de los conflictos que han asolado estas tierras, y las amargas experiencias del cambio que vuestras familias han experimentado y, Dios no lo permita, aún puede haber. Espero que mi presencia aquí sea una señal de que no os hemos olvidado, que vuestra presencia y perseverancia son testimonio valioso a los ojos de Dios".
Benedicto XVI no quiso dejar pasar la oportunidad de reclamar la paz para esta ciudad. "Reunidos bajo las murallas de esta ciudad, sagrada para los seguidores de las tres grandes religiones, ¿cómo no vamos a volver nuestros pensamientos a la vocación universal de Jerusalén?", manifestó.
"Anunciada por los profetas, esta llamada se presenta como un hecho indiscutible, una realidad irrevocable y compleja basada en la historia de esta ciudad y su gente. Judíos, musulmanes y cristianos, juntos para considerar esta ciudad como su patria espiritual", declaró.
"Aún tenemos qué hacer para que sea realmente una ciudad de la paz para todas las personas, donde todo el mundo pueda venir en peregrinación en la búsqueda de Dios y oír su voz, una voz que habla de la paz", añadió.
Más adelante, el Papa volvió a insistir en la misma idea: "No debe haber lugar dentro de estas murallas para el exclusión, la discriminación, la violencia y la injusticia. Creo en el Dios de la misericordia, como así decimos judíos, cristianos o musulmanes, que deberían ser los primeros en promover esta cultura de la reconciliación y la paz".
PIDE A LOS CRISTIANOS QUE NO EMIGREN
Asimismo, quiso recordar la disminución de los cristianos en Tierra Santa como consecuencia de la violencia en la zona. En una población de más de siete millones de personas, hay poco más de 130.000 católicos. Por eso animó a detener esa emigración. "Aunque hay muchas razones, especialmente a los jóvenes, para emigrar, esta decisión trae consigo resultados como un gran empobrecimiento cultural y espiritual de la ciudad", reconoció.
"Hoy me gustaría repetir lo que he dicho en otras ocasiones: En Tierra Santa hay espacio para todos. Si bien hay que insistir a las autoridades para que respeten y apoyen la presencia cristiana aquí, también os aseguro, al mismo tiempo, la solidaridad, el amor y el apoyo de toda la Iglesia y la Santa Sede".
Mañana, Benedicto XVI viajará a Belén, en Cisjordania, donde celebrará una Misa en la explanada de la Basílica de Belén. Todo el día trascurrirá en territorio palestino, donde visitará un hospital infantil y un campo de refugiados. A las seis de la tarde tiene prevista una visita al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas.
El Papa invita a los musulmanes a "superar las incomprensiones"
El Papa Benedicto XVI reconoció hoy en la homilía ofrecida en el Monte de los Olivos, al este de Jerusalén, que marca el inicio de la etapa cristiana de su viaje a Oriente Próximo, la perseverancia de los cristianos en Tierra Santa y su importante labor, al tiempo que les animó a seguir esperando la consecución de la paz.
La misa, primer acto cristiano del viaje del Papa en Israel, tuvo lugar a los pies de la Basílica de las Naciones, donde está el Huerto de los Olivos y se encuentra la piedra donde la tradición asegura que Jesús rezó antes de ser prendido por los soldados. El recinto, preparado desde hace semanas, está situado en un lugar que también es considerado sagrado para judíos y musulmanes, conocido como el valle de Josafat.
A las cuatro y media, el Papamóvil hizo su entrada ante una asamblea de más de 5.000 personas, según fuentes gubernamentales israelíes, y dio una vuelta antes de que el Sumo Pontífice iniciase la misa. Cantos, gritos de júbilo y, sobre todo, el sonido de tambores y gaitas --recuerdo de la presencia inglesa en estas tierras-- recibieron al Santo Padre, con un rostro sonriente y que respondía con gestos a los saludos de la gente.
Un rostro muy distinto al que mostró en la jornada de ayer, completa de actos más protocolarios y políticos. La misa fue celebrada en árabe y en latín, y comenzó con unas breves palabras de Mons Fuad, Patriarca Latino en Jerusalén, que fue aplaudido por la gente en varias ocasiones, sobre todo cuando hizo referencia al sufrimiento de los más desfavorecidos, del pueblo palestino y de la ocupación de su territorio.
NO ESTÁN OLVIDADOS
Al principio de su homilía, el Papa dijo: "Al encontrarme hoy ante vosotros quiero reconocer las dificultades y la frustración, el dolor y el sufrimiento que muchos padecéis como consecuencia de los conflictos que han asolado estas tierras, y las amargas experiencias del cambio que vuestras familias han experimentado y, Dios no lo permita, aún puede haber. Espero que mi presencia aquí sea una señal de que no os hemos olvidado, que vuestra presencia y perseverancia son testimonio valioso a los ojos de Dios".
Benedicto XVI no quiso dejar pasar la oportunidad de reclamar la paz para esta ciudad. "Reunidos bajo las murallas de esta ciudad, sagrada para los seguidores de las tres grandes religiones, ¿cómo no vamos a volver nuestros pensamientos a la vocación universal de Jerusalén?", manifestó.
"Anunciada por los profetas, esta llamada se presenta como un hecho indiscutible, una realidad irrevocable y compleja basada en la historia de esta ciudad y su gente. Judíos, musulmanes y cristianos, juntos para considerar esta ciudad como su patria espiritual", declaró.
"Aún tenemos qué hacer para que sea realmente una ciudad de la paz para todas las personas, donde todo el mundo pueda venir en peregrinación en la búsqueda de Dios y oír su voz, una voz que habla de la paz", añadió.
Más adelante, el Papa volvió a insistir en la misma idea: "No debe haber lugar dentro de estas murallas para el exclusión, la discriminación, la violencia y la injusticia. Creo en el Dios de la misericordia, como así decimos judíos, cristianos o musulmanes, que deberían ser los primeros en promover esta cultura de la reconciliación y la paz".
PIDE A LOS CRISTIANOS QUE NO EMIGREN
Asimismo, quiso recordar la disminución de los cristianos en Tierra Santa como consecuencia de la violencia en la zona. En una población de más de siete millones de personas, hay poco más de 130.000 católicos. Por eso animó a detener esa emigración. "Aunque hay muchas razones, especialmente a los jóvenes, para emigrar, esta decisión trae consigo resultados como un gran empobrecimiento cultural y espiritual de la ciudad", reconoció.
"Hoy me gustaría repetir lo que he dicho en otras ocasiones: En Tierra Santa hay espacio para todos. Si bien hay que insistir a las autoridades para que respeten y apoyen la presencia cristiana aquí, también os aseguro, al mismo tiempo, la solidaridad, el amor y el apoyo de toda la Iglesia y la Santa Sede".
Mañana, Benedicto XVI viajará a Belén, en Cisjordania, donde celebrará una Misa en la explanada de la Basílica de Belén. Todo el día trascurrirá en territorio palestino, donde visitará un hospital infantil y un campo de refugiados. A las seis de la tarde tiene prevista una visita al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas.
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