miércoles, 10 de noviembre de 2010

LONDRES/ Batalla campal frente a la sede 'tory' tras una manifestación contra las tasas universitarias

La coordinación parece resquebrajarse por los distintos objetivos de los países
La regulación financiera pasa a un segundo plano ante los nuevos riesgos
España y Corea intentarán centrar la reunión en la creación de empleo
Radio ´Televisión Española





Daniel Flores / Radio Televisión Española

Dos años y cuatro cumbres después, la unidad de las potencias económicas frente a la crisis parece resquebrajarse: la quinta cumbre extraordinaria delG20, el grupo que reúne a los países desarrollados y a los emergentes, se celebra durante los próximos dos días en Seúl con la amenaza, cada vez más cierta, de una guerra de divisas, que ha dejado los problemas relativos a la regulación financiera y al estancamiento del crecimiento mundial en segundo plano.
Aunque las divergencias sobre la devaluación artificial de algunas monedas, sobre todo del yuan chino, para estimular las exportaciones es una polémica recurrente desde hace meses, el enfrentamiento se ha enconado en las últimas semanas.
Los negociadores de los distintos países trabajan contrarreloj para consensuar el comunicado final que suscribirán los jefes de Estado y de Gobierno el próximo viernes, pero las posiciones están tan enrocadas, que la guerra de divisas está provocando una campaña campal también en la mesa de negociación. "El debate es tan acalorado -ha comentado a la prensa uno de los portavoces de la cumbre, Kim Yoon-Kyung-, que cuando entré ayer en la habitación donde estaban reunidos, tuve que dejar la puerta abierta para que se enfriara el ambiente".
Cada país tiene su posición, y de momento no quieren ceder
"Era una sala pequeña, y había como 50 o 60 personas, pero todos estaban acalorados, y alguno incluso alzaba la voz", ha asegurado el portavoz, añadiendo que la reunión se inició por la mañana y no acabó hasta medianoche. Lo mismo ocurrió con la negociación que abrieron los viceministros de economía, que tampoco logró un acercamiento. "Cada país tiene su posición, y de momento no quieren ceder", ha señalado Kim.

Tensión en las negociaciones

Los negociadores y los viceministros han retomado este miércoles las conversaciones, coincidiendo con la llegada de los primeros líderes, pero de momento la falta de acuerdo sobre cuestiones como la devaluación de las divisas, la expansión monetaria de Estados Unidos o la brecha que existe entre los superávit de los emergentes y los déficit de los avanzados ha obligado a dejar espacios en blanco en el borrador del comunicado final.
Las divergencias han obligado a dejar espacios en blanco en el borrador de comunicado final
En cualquier caso, la guerra de divisas está acabando con la coordinación de la que habían hecho gala las naciones hasta ahora, sobre todo a la hora de poner en marcha los planes de estímulo que sostuvieron la economía tras desencadenarse la crisis financiera. Aunque ya habían surgido divergencias sobre la retirada de esos planes de estímulo o sobre la regulación financiera, es la primera vez que esas diferencias alcanzan tal magnitud.
Estados Unidos encabeza la reclamación de los países avanzados para que los países emergentes revalúen sus monedas y aumenten sus importaciones. "Hay países que registran grandes superávits y que intervienen de manera significativa en los mercados de divisas para mantener su ventaja", ha declarado antes de llegar a Seúl el presidente estadounidense, Barack Obama.

EE.UU. contra China... y los emergentes contra EE.UU.

Las criticas se dirigen, en concreto, contra China, que mantiene artificialmente bajo el yuan y que este mismo miércoles ha anunciado un nuevo incremento de su superávit comercial, que alcanza los 27.150 millones de dólares (casi 20.000 millones de euros). Sin embargo, los emergentes, liderados por China y Brasil, acusan a Estados Unidos de incoherencia, después de la inyección de liquidez 600.000 millones de dólares anunciada por la Reserva Federal, que en la práctica supone una devaluación del dólar.
La Unión Europea ha respaldado, por el momento, a Estados Unidos, pese a que la inyección de dólares perjudica al euro y a sus propias exportaciones. No parece, en cualquier caso, que la solución esté próxima, como ha reconocido la ministra francesa de Economía, Christine Lagarde: "Es una cuestión muy complicada para que se resuelva en una cumbre", ha admitido.
El discutidísimo borrador de declaración final recoge, según ha filtrado Dow Jones Newswires, que los miembros del G20 "se orienten hacia sistema de tipos de cambio determinados principalmente por el mercado". El presidente del Banco Mundial, el estadounidense, Robert Zoellick, ha propuesto incluso volver a implantar el patrón oro como sistema de fijación de los tipos de cambio, abandonado hace casi 40 años por los tipos flotantes.

La regulación financiera y el crecimiento, en segundo plano

Sea como sea, la guerra de divisas ha llevado a un segundo plano aspectos aún fundamentales que debe abordar el G20, como la regulación financiera, la lucha contra el proteccionismo comercial o el relanzamiento del crecimiento mundial, estancado en el segundo semestre de 2010.
España, que acude como invitado, y Corea del Sur quieren colocar en primer plano la lucha contra el desempleo, mientras que Rusia e India insisten en la reforma del Fondo Monetario Internacional y del resto de organismos multilaterales para otorgar más poder de decisión a los países emergentes.
La seguridad en la región también estará presente, ya que se prevé que los líderes aborden, al menos en las reuniones bilaterales, la amenaza nuclear de Corea del Norte al conjunto del sureste asiático, un asunto que implica a Japón, China, Rusia y Corea del Sur, además de Estados Unidos.
Pero más allá de los aspectos concretos, el G20 se juega seguir siendo el principal foro de decisión global, tal como se ha planteado desde el inicio de la crisis, por lo que será fundamental transmitir la imagen de una unidad que ahora parece en riesgo.

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