miércoles, 8 de julio de 2009

El Papa insta al mundo a gobernar la globalización en su tercera encíclica

Benedicto XVI condena «la codicia y la falta de solidaridad» de los países desarrollados
08.07.09 -
COLPISA CIUDAD DEL VATICANO/ La Verdad
El papa Benedicto XVI insta al mundo a gobernar la globalización en la tercera encíclica de su pontificado Caritas un Veritate, presentada ayer, víspera de la cumbre de los ocho países más industrializados del mundo (G8) en L'Aquila (Italia). «Para gobernar la economía mundial, para sanear las economías afectadas por la crisis, para prevenir su empeoramiento y mayores desequilibrios consiguientes, para lograr un oportuno desarme integral, la seguridad alimentaria y la paz urge la presencia una verdadera autoridad política mundial», escribe el Papa en su encíclica, la primera de corte social.
Esa autoridad, según el pontífice, deberá estar regulada por el derecho y deberá atenerse de manera concreta «a los principios de subsidiariedad y solidaridad y estar ordenada a la realización del bien común», afirma el texto, de 136 páginas en su versión en castellano. «Ante el imparable aumento de la interdependencia mundial y también en presencia de una recesión de alcance global, se siente mucho la urgencia de la reforma tanto de la Organización de las Naciones Unidas como de la arquitectura económica y financiera internacional», subraya el Papa.
Nuevos compromisos
La nueva encíclica es interpretada como un claro mensaje a los líderes de los países ricos y de las economías emergentes, a los que menciona en su análisis. Benedicto XVI, conocido por sus posiciones tradicionalistas, trata esta vez graves e importantes problemas sociales, morales y éticos del mundo moderno para condenar «el egoísmo, la codicia y la falta de solidaridad». «El exclusivo objetivo del beneficio, sin el bien común como fin último, amenaza con destruir la riqueza y crear pobreza», señala el Papa.
También analiza las distorsiones del desarrollo, como la actividad especulativa financiera, los flujos migratorios provocados y el aprovechamiento no regulado de los recursos de la tierra. «La crisis nos obliga a revisar nuestro camino, a darnos nuevas reglas y a encontrar nuevas formas de compromiso», reconoce.
La encíclica aborda la necesidad de construir nuevas reglas para una economía cada vez más globalizada y pide que se tenga en cuenta a los más pobres del planeta. En este sentido, se enviarán copias del texto -traducido a varios idiomas y también al latín- a los líderes mundiales reunidos en L'Aquila.

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